Más de 130,000 ciudadanos israelíes pasan por Tailandia cada año. Muchos de estos jóvenes adultos, la mayoría de los cuales han sido dados de alta recientemente del servicio militar obligatorio, llegan a Bangkok sintiéndose algo confundidos y, a menudo, sufriendo de PTSD (Trastorno de Estrés Postraumático), una condición de salud mental desencadenada por experimentar o ser testigo de eventos traumáticos.

Se acercan a las Casas Jabad para reconectar con su identidad. Rápidamente forman lazos con sus “hermanos y hermanas” judíos, y pronto “Ron el mochilero” descubre que tiene mucho en común con “Shmuel el Yeshiva Bochur.”

Además, la Fundación ha ayudado a establecer un nuevo cementerio judío para los judíos desamparados que necesitan un lugar de descanso final.

Cementerio

La política oficial en Tailandia es cremar a todos los difuntos a menos que se especifique lo contrario. Los judíos consideran que la cremación es dolorosa y una falta de respeto hacia el cuerpo y el alma.

De las más de 50 personas enterradas en el cementerio judío en Bangkok, la gran mayoría estaban en desventaja, fallecieron solos sin tener a nadie en sus vidas que los amara y cuidara. Muchos otros eran judíos con familias tailandesas que los cuidaban, sin tener concepto de la vida judía después de la muerte.

Construir un cementerio judío en Tailandia practica la máxima bondad, un chesed shel emett que nunca podrá ser recompensado. La fundación se enorgullece de ser uno de los principales patrocinadores de esta iniciativa.