Un viaje de compasión: ayudando a las víctimas del terremoto de Marruecos
2023-09-22 12:38:46

Por Yossi Swerdlov

Tras el devastador terremoto que sacudió Marruecos, tuve el privilegio de representar a la Fundación Leticia y Eduardo Azar en una misión para ayudar a Jabad de Marruecos, que, junto con el Consejo de Comunidades Judías de Marruecos, está al frente de la coordinación de la ayuda a las víctimas del terremoto. Nuestro objetivo era claro: proporcionar ayuda a quienes viven en el histórico barrio judío de Marruecos.

Al embarcarnos en esta misión, las palabras del Sr. Gille Berdugo, hijo del Sr. Serge Berdugo, presidente de las comunidades judías de Marruecos, resonaron en nuestros corazones. Aseguró que "los marroquíes son resistentes, modestos y tienen una fuerte creencia en D's, lo que sin duda los ayudará en la recuperación". Estas palabras se convirtieron en una fuente de inspiración para nuestros esfuerzos.

El rabino Levi Banon, emisario de Jabad en Marruecos, se erige como un faro de esperanza y gratitud en medio del caos y la devastación. Dio las gracias de todo corazón a la Fundación Leticia y Eduardo Azar por su inquebrantable apoyo y por aparecer sobre el terreno cuando más se necesitaba.

No se trata sólo de ayudar a nuestros conciudadanos judíos, sino también de tender la mano a los miles de residentes no judíos que habían hecho del barrio judío su hogar. Estas resilientes personas se vieron desplazadas y encontraron refugio en los gimnasios de las escuelas y otras instalaciones de las afueras de Marrakech.

Presenciar la llegada de autobuses llenos de familias desplazadas fue una experiencia emotiva. Hombres, mujeres y niños arribaban con toda su vida condensada en pequeñas bolsas, y algunos incluso con menos. La capacidad de recuperación que demostraron fue extraordinaria.

Nuestra misión era doble: proporcionar ayuda práctica y ofrecer apoyo emocional. Nos esforzamos por levantarles el ánimo con palabras amables y cálidas sonrisas. La ayuda que les proporcionamos consistió en alimentos, artículos de aseo, caramelos y juguetes, pequeñas muestras de consuelo en medio de sus penurias.

Más allá de la ayuda inmediata, también evaluamos los daños sufridos en el histórico barrio judío, incluidas la sinagoga y el cementerio. Caminando por las calles y reuniéndonos con algunas de las víctimas en sus casas, se nos encogió el corazón al darnos cuenta de que estas personas, que una vez habían llamado hogar a este lugar, se veían obligadas a hacer las maletas y dejar atrás recuerdos entrañables.

La resistencia y el espíritu de los sobrevivientes del terremoto fueron un testimonio de la capacidad humana para superar la adversidad. Aunque el seísmo trajo destrucción y agitación, también sacó lo mejor de la gente, que se unió para prestar ayuda y apoyo.

El impacto de nuestro apoyo fue profundamente conmovedor. Las expresiones de gratitud y esperanza que presenciamos entre los sobrevivientes del terremoto fueron poderosas. No sólo sintieron el alivio práctico de la ayuda, sino también el apoyo emocional de una comunidad solidaria. Era evidente que nuestra presencia y ayuda habían marcado una diferencia significativa en sus vidas durante este difícil momento.

Al reflexionar sobre este viaje de compasión, recuerdo el poder de la unidad, la comunidad y el inquebrantable espíritu humano. Aunque el camino hacia la recuperación puede ser largo, los lazos que se forjan ante la adversidad son irrompibles. Juntos podemos reconstruir no sólo las estructuras físicas, sino también las vidas y las esperanzas de los afectados por este desastre natural.

En representación de la Fundación Leticia y Eduardo Azar, estoy profundamente agradecido por la oportunidad de haber formado parte de esta misión a Marruecos. Sirve como un recordatorio conmovedor de que, como el Rebe de Lubavitch nos enseñó, los actos de bondad y amabilidad tienen el extraordinario poder de disipar incluso la más oscura de las sombras y llevar luz y esperanza a aquellos que más lo necesitan.